La literatura reciente indica que niños y adolescentes se encuentran bajo importantes niveles de presión externa (García, J. y Demarzo, M., 2018).

Las exigencias del colegio. Los deberes. Las extraescolares de por las tardes. El inglés. Aprender algún instrumento musical. Los videojuegos. Querer, y tener, teléfono móvil. Su impaciencia. Su incapacidad para aburrirse. Entusiasmos de 5 minutos. Adolescentes que miden su autoestima según el número de likes en sus redes sociales. Bebés anestesiados por una tablet. Disponer de televisión a la carta. Cumpleaños con 25 regalos a la vez. Más horas de videojuego. Acceder a infinita información en Internet. Parques vacíos. Peloteros repletos. Ocio en centros comerciales. 

Algunos niños de hoy día se hallan en una particular encrucijada: lo tienen todo, pero pareciera que nada les resulta suficiente (-en eso, quizás, no sean tan diferentes a nosotros, los adultos-).

Tendrán un mundo mejor, sí, pero, ¿es el mejor mundo para ellos?